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“Los sueños de la niña de la montaña”, la historia de una indígena zapoteca que te inspirá como mujer migrante

¿Sientes que tu meta es imposible? ¿Estás a punto de rendirte? La sociedad, la pobreza, el racismo, la incertidumbre, tu familia, tu país, las leyes… ¿Hay obstáculos en tu camino que te impiden avanzar? Es hora de que leas “Los sueños de la niña de la montaña”. 

Te comparto seis lecciones de rebeldía y amor de una niña indígena zapoteca que, a los 12 años, abandonó su hogar  para cambiar su destino y, con el tiempo, transformó México y cambió la suerte de miles de mujeres mexicanas. “Los sueños de la niña de la montaña”, de Eufrosina Cruz, es un libro que te inspirará en tu camino como mujer migrante. 

¿Por qué la historia de una indígena puede inspirar a mujeres migrantes?

Hace unos meses escuché por primera vez la voz de Eufrosina Cruz en el podcast Se regalan dudas. Su historia es de esas que parecen imposibles, una suerte de Cenicienta moderna, que sale de las cenizas sin necesidad de príncipe alguno. Franca y conmovedora, contó sus sueños de niña, sus lágrimas ahogadas debajo una manta, el feminicidio de su mejor amiga, la triste realidad de su pueblo Santa María Quiegolani, sumido en la pobreza… Es uno de los podcast más conmovedores que he escuchado, !pero a la vez tan lleno de optimismo! 

Desde que llegué a México, corrí a una librería y encargué el libro. Ayer lo recibí. Ni siquiera he llegado a la mitad y acabo de levantarme de un salto para escribir. Escribo para memorizar las enseñanzas de Eufrosina, pero también para intentar animar a mis amigas expatriadas, sobre todo a aquellas que ahora mismo están pasando por el mes más frío y solitario del año en el hemisferio norte. 

Ser indígena y romper con las reglas me hace pensar que Eufrosina era una migrante en su propio país. Me la imagino adolescente sufriendo por esa sensación de ya no ser como los de su pueblo de origen y tampoco como los de la nueva escuela, la ciudad o el autobús. Hay muchos puntos en común entre la historia de Eufrosina y la de millones y millones de mujeres migrantes y racializadas. 

Te comparto la presentación de Eufrosina Cruz que aparece al final de su libro: 

Eufrosina Cruz con su libro Los sueños de la niña de la montaña

Soy Eufrosina Cruz y nací en la montaña zapoteca. A los 27 años gané la presidencia de mi pueblo, pero no me dejaron gobernar porque era mujer. En ese momento supe que, para cambiar mi vida y la de las mujeres indígenas, debía transformar la ley más importante de mi país. Desde entonces, mi lucha ha sido para que los pueblos indígenas y afro no sean considerados menores de edad y para que las mujeres no sean personas de segunda. 

En este viaje he logrado modificar la Constitución de mi estado, cambiar la Constitución de México y que la ONU adoptara mi iniciativa contra el sexismo y la discriminación. 

Pero lo que más me enorgullece es que he podido decirles a las niñas que tienen derecho a ser quienes quieran, a que su origen no defina su destino y a que pueden cumplir sus sueños, tal como lo hizo esta niña de las montañas.

Aquí te van algunos de mis aprendizajes, sacados de una lectura breve, de menos del quince por ciento del libro. Esto no es un resumen. Te animo a que leas completo Los sueños de la niña de la montaña

No te quedes quieta

Si tú te quedas quieta, la vida se queda quieta. A los 12 años Eufrosina estaba destinada a casarse con el hombre elegido por su padre, siguiendo la costumbre. Debía abandonar la escuela y consagrarse a servir, como la mayoría de las niñas en su pueblo. Se esperaba que siguiera una rutina de por vida: levantarse a las tres de la mañana, alimentar el cerdo, preparar tortillas, tener hijos y cuidarlos… Pero ella quería más y no se quedó quieta. No descansó hasta irse de casa, pagar sus estudios, convertirse en contadora y romper todas las barreras hasta cambiar la vida de su familia, de su comunidad y de miles y miles de mujeres indígenas. No fue fácil;  tuvo que soportar las palizas de su padre, miradas de rechazo, noches en vela y mucho abuso. 

Es fácil criticar y juzgar a otros por nuestras desgracias. Quejarnos es cómodo, pero para cambiar nuestro destino, debemos mirarnos a nosotros mismos. debemos preguntarnos qué estamos haciendo hoy para mejorar nuestra vida, la de nuestras familias, ciudades o entornos. Todo cambio requiere sacrificio, y debemos abandonar el papel de víctimas para ser los protagonistas de nuestra propia historia. 

En el inicio de su libro, Eufrosina cuenta cómo, en los momentos más difíciles, se decía a sí misma: “bueno, al menos aquí voy a elegir mi compañero de vida”. Ahí veía una oportunidad que la inspiraba a seguir adelante. Quienes nacen en medio de la abundancia a lo mejor no ven el manjar de sus oportunidades, pero quien nació sin ellas saben relativizar y, desde que algo mejora, consigue ver la ventana de oportunidades y utilizan esa gratitud como motor para avanzar, explica Eufrosina. 

El idioma no es un obstáculo

Cuando fui progresando, entendía más palabras en español, supe qué era la discriminación. Se burlaban de mí porque, en lugar de plural, sigo metiendo singular. Justo por eso a los chavos a los que les he llevado las becas les digo: “Ustedes hablen su triqui, su zapoteco. En lugar de plural metan singular, que no les dé vergüenza…”

Si como yo, has sentido que el idioma s un obstáculo para lograr tus metas, la historia de Eufrosina te inspirará. Su lengua materna es el zapoteco y cuando se fue a estudiar a los 12 años, encontró muchas barreras y hasta desprecio por su limitado conocimiento del español. Fue difícil, pero ella no se rindió. 

Sentir que haces el ridículo, escuchar las risas de burla a tu paso, todo es temporal. Si mantenemos la determinación en nuestro camino, algún día seremos mucho más que una conjugación de verbos errada o un acento. Eufrosina es hoy una de las mujeres más influyentes de México, nadie se atrevería a interrumpirla durante uno de sus discursos para reírse por su falta de una “s” al final de una palabra. 

Hazlo, aunque de miedo 

Llegué a la máxima casa de estudios en Oaxaca, a Ciudad Uni-versitaria, que para mí era un monstruo. Qué imponente es llegar al sitio en donde obtienes tu ficha, rectoría, ver todas las facultades, pero ¿a quién le preguntas?, ¿cómo preguntas?…

No me sentía segura, porque venía de una comunidad. Y esta burbuja de sociedad hace que te achiques, pues tu acento sigue siendo diferente. Así que, a pesar de que yo había sido líder de una comunidad, me daba miedo hablar, preguntar. Entonces, a esas niñas y a esos niños de las comunidades que vienen a enfrentar a este monstruo les digo que no se agachen, que deben llevar la mirada de frente, que el que está en esa ventanilla está para escucharnos, no para gritarnos, no para bloquearnos.

Cuando leí esta parte del libro, me emocioné, ya que ese consejo que parece tan simple, me hizo mucha falta hace algunos años. Cuando fui a inscribirme en l’Université de Montréal, pasé horas inmóvil observando a la gente en el edificio administrativo. Quería inscribirme en un programa de comunicación, pero mi nivel de francés era todavía muy básico. Sabía que mi francés mejoraría, en el momento en que el curso comenzara, por lo que quería inscribirme de una vez, pero cada vez que avanzaba con mis documentos, el miedo de hacer el ridículo en la taquilla me paralizaba. Hasta que empezó a hacerse tarde y en un impulso de valentía, salí casi corriendo hacia uno de los mostradores. No sé si fue por intuición o por solidaridad, pero el señor que atendía me habló en español y me explicó todo con mucha gentileza. No se pueden imaginar mi alegría cuando vi su sonrisa. 

Desgraciadamente, no todos los días encontramos personas que hablen nuestra lengua materna o que deseen ayudarnos. La mayoría de las veces tenemos que vencer nuestros temores y avanzar, miedo tras miedo, hasta lograr nuestras metas. 

Que las etiquetas no te aplasten

Las personas inmigrantes, indígenas y racializadas suelen ser consideradas poblaciones vulnerables por ciertos gobiernos o programas, señalando que se encuentran en condiciones que les impiden incorporarse al desarrollo y acceder a mejores condiciones de bienestar. Eufrosina se opone a este término porque considera que no es una cuestión de fragilidad. No nos falta fuerza, sino oportunidades. 

Como ella explica, las palabras tienen poder y, de tanto llamarnos vulnerables, podríamos terminar creyendo que lo somos. Somos pobres (o sin papeles, en integración, alófonas, racializadas …), pero no vulnerables. No aceptemos que nos cataloguen como ciudadanos de segunda clase. No somos pequeños, menos inteligentes o menos fuertes.  

Tu origen no define tu destino

Hay muchas personas aplastadas por las circunstancias en las que nacieron, pero también hay otras que utilizan esas mismas circunstancias para ser más fuertes. Considero que nunca debemos culpar a las personas pobres por su situación y que todos tenemos la responsabilidad de exigir y crear un mundo más equitativo e inclusivo. Al mismo tiempo, admiro profundamente a aquellos hombres y mujeres que luchan incansablemente para romper el ciclo de la pobreza y poder soñar. Atesoro esas historias y vuelvo a ellas cuando siento que quiero rendirme. 

La mayoría de los expatriados que conozco son personas muy valientes. Han dejado atrás situaciones de precariedad o prohibición y poco a poco han construido un destino diferente para ellos y sus familias. En conversaciones entre amigos, coincidimos que lo bueno de empezar desde bien abajo es que pierdes el miedo. No hay grandes expectativas sobre ti, por lo que te atreves a probar y luchar, porque de todas maneras, quien nada tiene, nada pierde.

...duele dejar tu casa, tu familia. Te vas a una aventura en la que ignoras a dónde vas a llegar, no sabes si algún día vas a regresar. Son momentos en que puedes sentirte víctima, dado que esta desigualdad te hace pensar: “Soy pobre, no soy capaz de levantarme”, cuando lo que debería suceder es lo contrario. Decir: “Claro que puedo, sí me voy a caer un montón de veces, pero claro que puedo levantarme”. 

Así me volví más rebelde, más guerrera. Desde luego, hay veces en que no te alcanza para comprar un taco, y pues ni modo, te chingas. Pero que la adversidad no sea el obstáculo para arrebatarles tus sueños a las circunstancias. Que en el origen esté el sueño, y que el sueño sea destino.

Sé el maestro Joaquín de alguien más 

Todo empezó el día en que el maestro Joaquín apareció en el pueblo. Era diferente a los otros hombres de la zona. Vestía de naranja y verde, se perfumaba y andaba por el pueblo con unos huaraches bien chingones.  Las paredes de su cuarto estaban pintadas y adornadas con dibujos bonitos. Durante sus clases, hablaba de lugares y formas de vivir desconocidas para los niños. Incluso después de la escuela, se quedaba para que la niña Eufrosina pudiera jugar a las canicas con los niños y ganar en confianza.

El padre de Eufrosina preocupado porque su hijo mayor no aprobaría, le pidió al maestro Joaquín que desaprobara a Eufrosina a cambio. El hijo varón tenía que aprobar, era una cuestión de orgullo familiar. Sin embargo, Joaquín se negó. Esa fue la primera vez que alguien defendió los derechos de Eufrosina. 

El maestro trajo un mundo de posibilidades que los niños jamás habían imaginado y desató los sueños de Eufrosina. Cuando estaba cerca de Joaquín, Eufrosina se preguntaba ?qué hago yo para ser un día como mi maestro? Así nació la ambición por cambiar su destino. 

Años más tarde, Eufrosina se convirtió en el maestro Joaquín de muchos otros niños y niñas y sigue siendo un modelo a seguir para las  jóvenes que buscan a alguien que les ayude a creer en sus sueños. 

A muchas mujeres latinas nos enseñan que ambicionar es algo negativo. El subconsciente nos traiciona cuando intentamos avanzar en nuestros proyectos, porque cargamos con la creencia limitante de que la riqueza es mala y nos va a alejar de nuestros seres queridos. Una manera de vencerla es recordar que no solo estamos trabajando para nosotras mismas, sino también para ayudar a cambiar el destino de otras personas. 

Cuando llegué a Québec, me dijeron que olvidara mi carrera en comunicación, porque como latina con acento y sin formación en alguno de los  países “importantes”, nadie me contrataría como comunicadora. La carrera de comunicación aquí es para francófonos, sentenciaron. Sin embargo, logré mi meta y hoy trabajo como comunicadora en francés. Gano bien mi vida y  lo hago todos los días lo mejor que puedo, porque quiero demostrar que las mujeres latinas pueden ser excelentes comunicadoras en Québec. 

Pudiera haber cambiado de carrera y estar lamentándome por la discriminacion, la pobreza, la mirada de la gente, pero decidí hacer todo lo necesario para romper esa barrera tonta que quisieron imponerme. Y aquí estoy disponible para ayudar a cualquier mujer alófona o migrante que necesite consejos o ánimos para comenzar su camino profesional. Todos podemos ser el maestro Joaquín para alguien más. 

Pasa a la acción

No todas tenemos el valor de Eufrosina Cruz y está bien. No todas tenemos alma de rebeldes, ni queremos cambiar el mundo con nuestras propias manos. Lo importante es ser feliz y saber que hay otras maneras de vivir lejos de las normas y los moldes que otros han creado para nosotras. Nadie tiene derecho a invisibilizarnos. Nosotras podemos cambiar nuestro destino, un paso a la vez. 

Como este es un blog que se declara utilitario, te invito a aplicar las enseñanzas de Eufrosina. Estos son algunos ejercicios que se me ocurrieron para pasar a la acción: 

  1. Escribe qué estás haciendo hoy para cambiar tu destino y ser protagonista en tu propia historia y regálate algunas palabras de gratitud. Si te das cuenta de que no estás haciendo nada, escribe cuál es el primer paso  que debes ejecutar y ponle una fecha límite en tu agenda. 
  2. Identifica tus creencias limitantes. Elige una, trata de identificar de dónde viene y reformúlala para convertirla en una frase positiva. Por ejemplo, Eufrosina se decía: “Soy pobre, no soy capaz de levantarme”. Luego se daba cuenta de lo limitante de la frase y se corregía:  “Claro que puedo, sí me voy a caer un montón de veces, pero claro que puedo levantarme”.
  3. Comparte este artículo con alguien que pudiera necesitarlo. 

Este es solo un pequeño resumen porque apenas he leído 60 páginas y el libro tiene 246. Con las ganancias del libro, Eufrosina creará un fondo de apoyo para las y los hijos de las víctimas de feminicidios, algo que hoy no constituye una prioridad para el estado mexicano. Les comparto el enlace del libro en Amazon y en Penguin Random House. Esta lista de librerías  y puntos donde adquirir el libro fue compartida por la autora en sus storys de Instagram

imagen de las storys de la página de Instagram de Eufrosina Cruz

Citas: Cruz, E., (2022), Los sueños de la niña de la montaña, XX, México: Ediciones “Grijalbo”. 

Fotos: Twitter Eufrosina Cruz

Esta entrada tiene 5 comentarios

  1. Genobeba Cruz

    Muy interesante tu publicación porque descubro en Eufosina a una mujer guerrera que nos muestra que ella, la mujer indígena, también tiene sus derechos y no se deja vencer. Su voz se convierte en la voz de todas las mujeres de su pueblo y de aquellas que se crecen ante los obstáculos que se le presentan en la vida y ahí pienso mucho en ti y cómo también te has enfrentado y has vencido las barreras del idioma y has logrado seguir siendo comunicadora en lengua francesa sin ser tu lengua materna. Es una lección de vida y optimismo.

    1. IndiraGC

      ¡Muchas gracias por tu comentario!

      Después de escribir el artículo, seguí leyendo y aprenndiendo de la historia de Eufrosina. Te aseguro que este libro está lleno de enseñanzas y lecciones de optimismo. Si te interesa conocer más sobre Eufrosina, te invito a seguirla en Instagram. Esta es su página: https://www.instagram.com/eufrosinacruz/

      ¡Feliz fin de semana!

  2. Liena

    Demasiado bueno. Gracias por tantas enseñanzas y hacerme reflexionar a muchas cosas. Los sueños están para hacerlos realidad… hay que seguir luchando y enfrentando cada obstáculo para lograrlo. 💚

    1. IndiraGC

      Muchas gracias por tu comentario. Me da mucha ilusión leer que te enseñé algo y que te animó a reflexionar. ¡Te deseo que esos sueños que tanto deseas se cumplan muy pronto! Feliz día.

  3. Lizany

    “Todo cambio requiere sacrificio, y debemos abandonar el papel de víctimas para ser los protagonistas de nuestra propia historia”. Me parece genial que nos compartas esto. Los cambios siempre requieren dejar algo atrás, pero se nos abren las puertas a algo nuevo, casi siempre mucho mejor, pero como tú dices, requiere asumir la responsabilidad de nuestra vida y dejar de victimizarnos. ¡Gracias por la recomendación!!

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